Vivimos en la era de las comunicaciones. En los tiempos que
corren creemos estar informados de todo lo que pasa en el mundo, pero realmente
no es así. Lo que creemos conocer no son más que las sombras de la caverna de
Platón.
La mayoría de la población permanecemos aún encadenados a
esos grilletes que nos impiden salir de
la caverna y percibir el mundo exterior,
el conocimiento verdadero. No hemos llegado aún a la mayoría de edad kantiana,
ni mucho menos hemos salido de la alienación permanente en la que vivimos.
Nos creemos libres, pero no somos más que marionetas de un
juego de poderosos, supeditados a sus deseos y creyendo que tenemos la verdad
absoluta, cuando realmente no tenemos nada.
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